sábado, 15 de enero de 2011

¿Qué está pasando? VI.


¿Enemigos, nosotros mismos?

Como durante este escrito he sugerido, para no perder el hilo, es mejor leer los textos anteriores.


Continuemos. Pero, ¿Cuándo somos enemigos de nosotros mismos? Es una pregunta muy fácil de responder pero muy difícil de practicar; pareciera que nos gusta hacernos daño a nosotros mismos, y para esto manipulamos nuestra voluntad, para afectar nuestra libertad, distorsionando el sentido común y por ende afectado el bien común, pero, ¿cómo es esto? Veamos.


Cuando era chico, mi padre me comentaba que el ser humano no es perfecto y por esto solía cometer muchos errores, sin embargo es ahora cuando erróneamente se nos quiere hacer creer que el ser humano es perfecto y por esto busca un paraíso en la tierra, pero esto no es misterio.


Tal vez la pregunta es ¿Porque el hombre pudiendo ser un ser bueno, con el potencial de hacer el bien, capaz de desarrollar actos de heroísmo y servicio a su semejante, también comete errores garrafales convirtiéndose en el más monstruoso de los seres? Por desgracia para nosotros son más las cosas malas que las buenas, bueno, eso parece.


No me gustaría en esta parte del texto hacer mención de las Sagradas Escrituras pero, para mejor entendimiento debo hacerlo. Como está escrito en la Biblia por San Pablo, ¨ Hago el mal que no quiero y no hago el bien que quiero, ¨ como podemos observar, ya desde dos mil años antes nos preguntábamos esto. Pero ¿esto quiere decir que el hombre se inclina siempre a hacer el mal? Y la respuesta, ¨ desafortunadamente si¨ y esto es lo que como seres racionales debemos controlar utilizando los hábitos dominados con las potencias del alma, es decir, con las virtudes.


Puedo decir que la persona humana es enemigo de él mismo cuando nos dejamos llevar por nuestra miseria la cual es dominada generalmente por los apetitos desordenados de la carne o mejor dicho, dominados por la materia o nuestro cuerpo, es decir, es como si una fuerza nos empuja a desarrollar actos que están en contra de la verdadera naturaleza humana pero por alguna razón se encuentran en línea de nuestros intereses, despertando en nuestra voluntad impulsos egoístas. Sin embargo me pregunto ¿Cuáles intereses?

Para entrar en este punto debo explicar primero el concepto de los hábitos, como posibles puertas por las que penetran en nosotros lo que he denominado ¨ Intereses egoístas ¨ entonces, ¿Qué son los hábitos? Veamos, Los Hábitos son cualidades estables de las potencias del hombre que las dispone e inclina a obrar en un sentido, es decir, que los hábitos son las dinámicas generadas por la voluntad como un acto de la libertad, no de libertinaje, de libertad cuando los actos están dirigidos a hacer el bien y libertinaje cuando están encaminados a hacer el mal, es claro que los animales no tiene hábitos debido a que dentro de los actos siempre están involucradas las potencias del hombre y los animales no tiene potencias, porque las potencias son las virtudes, esto en el evento en qué los actos sean buenos, y vicios cuando los actos son malos, pero más adelante tocaremos este tema.


Ahora bien, lo propio del hábito es que inclina estas potencias al desarrollo de un acto operativo, por esto todo hábito se relaciona con el paso de la potencia al acto, especificando lo dicho antes, que se trata de una cualidad estable, difícilmente removible. Por esta razón es una inclinación permanente no casual o espontanea, de esto que, los hábitos no sean actos repetitivos sin involucrar la razón.


Los hábitos son completamente razonados, meditados, y con plena conciencia de lo que se está haciendo. Para quien les escribe no hay hábitos malos, los hábitos siempre son buenos, cuando hablamos de hábitos malos se trata de mañas y el fruto de estas mañas son los vicios, pero en fin, cada quien tiene su pensar con respecto a esto.


Un ejemplo de hábitos, podría ser, cuando una persona se levanta todos los días a las cinco de la mañana para preparar el desayuno a un grupo de personas, que no conoce, pero lo hace porque no solo quiere hacerlo, sino porque en esta persona se desarrolló la alegría de hacerlo, de servir, porque ve en este acto una manera de llevar felicidad a otros, se hace un hábito de servir, en la cual en este acto se convergen una serie de virtudes que encaminan a esta persona a un acto de libertad, buscando con sentido común un bien común, espero que ahora esté más claro.


Ahora bien, en este punto debemos involucrar los actos virtuosamente justos como desarrollo de la libertad. Así que sus actos van en busca de un bien común, sea esta cualquiera de sus actos el objetivo es el beneficio de sus semejantes. De manera objetiva cuando, los actos llevan al desarrollo de las virtudes como la fe la esperanza la caridad, mirándose la persona humana así misma. Y subjetivo cuando unimos las virtudes a los actos y los encaminamos al desarrollo del bien común, es decir, a nuestro prójimo.


Es un poco enredado pero cualquier duda me escriben y lo explico mejor, por favor perdonen la densidad pero es de suma importancia esta parte para entender lo que sigue.


Así las cosas, es curioso que cuando los intereses recaen en el cuerpo y no hay en estos actos un crecimiento integral de cuerpo mente y espíritu y por ende en benefició de los demás los actos no son virtuosos, no son libres, y caerían en los vicios, convirtiéndose en actos egoístas, luego los intereses que impulsan la voluntad van en contra del bien común, y como es lógico carecerían de sentido común.


Entendido lo anterior definimos que somos enemigos de nosotros mismos, cuando no hacemos actos virtuosos encaminados a servir a nuestro prójimo, por lo tanto son actos que se centran en alimentar nuestro propio ego se convierten en actos egoístas dejando rienda suelta a la dinámica mañosa que se encamina al desarrollo de los vicios lo que no podemos llamarlos hábitos.


Santo Tomás los enuncia como hábitos malos, que conducen a los vicios pero en lo personal me gusta más como dinámicas mañosas generadoras de los vicios.


De los vicios, es poco lo que me gustaría hablar pero, puedo decir, que es un acto repetitivo desordenado que no son consentidos por la sana razón y más bien se funda en un sentido material e irracional, buscando saciar un apetito propio por lo general del cuerpo o material, es decir, una persona que bebe alcohol sin medir las consecuencias o fumadora, que a sabiendas del daño que causa lo consume, está dirigida más por una exigencia corpórea, de tal manera que a este tipo de conducta se le llama vicio.


Por lo general los vicios son ego centristas porque se fundan en el mismo sujeto, dando paso a sensaciones como la envidia o el egoísmo dejando el yo material o corpóreo primero que todo lo que rodea, más guiado por la debilidad de la malicia humana. ¿Podemos decir que los vicios se fundamentan en los siete pecados capitales? Y la respuesta es, indudablemente que sí.


Entonces somos enemigos de nosotros mismos cuando alejamos los hábitos encaminados a un crecimiento espiritual personal y de servicios a nuestro prójimo y permitimos que nuestro diario vivir sea regido por los vicios mirándonos a nosotros mismos y dirigiendo nuestros actos, en la búsqueda de nuestros propios intereses egoístas, sin importar las malas consecuencias que esto acarrea.


Un ejemplo de lo anterior es: cuando nos dejamos llevar por la voracidad de los apetitos incontrolados de la materia, por ejemplo, cuando hacemos trampa en nuestro trabajo para ganar más dinero, somos enemigos de nosotros mismos, cuando pensamos primero en nosotros sin pensar en el beneficio de nuestro prójimo, somos enemigos de nosotros mismos cuando, buscamos nuestra felicidad sin pensar en la infelicidad de los demás y más cuando pasamos por encima de los intereses de los demás perjudicándolos, en este caso el famoso slogan de los cónyuges cuando quieren destruir su matrimonio, ¨ yo tengo derecho a ser feliz ¨ para luego abandonar a su esposa y sus pequeños hijos.


En una reunión social me encontré con unos médicos de diferentes especializaciones. Me acuerdo que había psiquiatras, psicólogos, otorrinos, bioenergéticos, entre otros, y no me acuerdo del porque surgió una conversación sobre el amor primero; ellos decían que debemos amarnos primero a nosotros mismos para luego amar a los demás, pero discutí esta premisa por incongruente con lo que yo pensaba que era el pensamiento Cristiano.


¨ No se trata de amar primero sino amar sin pensar quien ama primero, el punto es amar sin esperar nada a cambio, simplemente amar y manifestar ese amor sin medida en el servicios a los demás, ese es el hábito por excelencia como una manifestación justa de libertad pura y simple en la que las virtudes como potencias del alma de la persona humana encamina a este a un estado de santidad. ¨ les decía vociferando y exaltado por la contienda.


No se imaginan la discusión. En ocasiones sufrimos de soberbia intelectual y eso no es una virtud es un vicio y de los más peligrosos, como me arrepiento de esa discusión, debí ser humilde y no soberbio. Que Dios me perdone, y fue cuando entendí que fui enemigo de mi mismo, y de, a quienes me dirigía, porque el sentido que le di a la discusión estaba encaminado en vanagloriarme frente a otros y no por beneficio de los otros. Así que los beneficios de esta discusión no solo no se vieron sino que dejaron brechas entre quienes nos encontrábamos discutiendo, lo que hace más difícil el reconquistar a los que ofendí con mi actitud egoísta y antipática. Que Bruto soy, y cuanto me hace falta, ¡Dios me perdone!

Buenas noches, continuo después.


Para mis hermanitos los A.E y los del E.N.S en espacial el Glorioso, y los pequeñitos delos Martes.


CER.


Que Dios los bendiga y la Virgen los proteja

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