viernes, 25 de junio de 2010

TE INVITO A PENSAR


Qué difícil es esto hoy en día.


Los días martes de cada semana tengo un encuentro con un grupo de personas de diferentes edades. En un principio se trataba de jóvenes pero poco a poco fueron acercándose diferentes personas, hasta formar un grupo más nutrido y disparejo.


Para mí es un deleite esas tardes de los martes, que empiezan los jueves, cuando me dedico en la noche a preparar la chara sobre el tema que trataremos el próximo martes.


Pero, la impresión prácticamente unánime de quienes dictamos estas charlas es que por lo general muchos de quienes asisten a estos eventos, han renunciado a pensar por su cuenta y riesgo. Por este motivo aspiro que en mis charlas y conferencias se conviertan en una constante invitación a pensar, sin embargo en ocasiones siento que no lo consigo.


Es claro que se trata de una batalla, sí, una constante lucha, que me hace entender lo difícil de la comunicación; y es en este punto en que debo trabajar, ya que es desde la comunicación que debo tener, transmitiendo la información en donde reposa esta invitación. Se trata de estimularlos a tener sus pensamientos propios, y estos deben ser críticos y objetivos, en los que se debe mantener un concepto claro del Bien Común.


Seguramente este es el objetivo de todos los que nos dedicamos a la enseñanza. Por fortuna para quien les escribe, no son muchas las personas que asisten a estos cursos, charlas o conferencias que no desean tener pensamientos propios, pues pienso que la diferencia de edades y de situaciones en un grupo tan disparejo motiva a la reflexión; pero, este es solo mi caso: Conozco a otros profesores que manifiestan su quejosa vivencia en sus grupos, sobre todo en los universitarios la historia es muy diferente y desmoralizadora. Y es porque están persuadidos de que pensar genera problemas, o al menos corre peligro de hacer el ridículo y por consiguiente distanciarse de los demás.

Algunos chicos dicen que cuando lo hacían y hablaban sobre temas espinosos en los que exponían lo tratado en la charlas presentando su punto de vista experimentaron el rechazo y por ende el sufrimiento de la señalización, siendo objeto de burlas y escarmiento, que los trasladó a la soledad. Así que, no merece la pena pensar, se decían.

En resultado a esto se adquiere una actitud de vida, un estilo de vida sobre todo en los jóvenes, notoriamente superficial y efímero el cual es enemigo de todo compromiso: es triste y preocupante, los jóvenes no quieren pensar por que el pensamiento, por ejemplo; sobre las graves injusticias que vivimos exige una respuesta personal, un compromiso que solo en contadas excepciones están dispuestos a asumir.

No queda ni rastro de aquellos ingenuos ideales de los jóvenes de los sesentas que sus padres vivieron, ya no quedan aquellos debates interesantes que en las aulas de las universidades se entablaban con argumentos significativos motivándonos a estudiar y profundizar en diferentes temas enriqueciéndonos culturalmente.

En ocasiones, los fines de semana, sobre todos los domingos silenciosos, me dedico a buscar información por Internet, encontrándome muchos Blog con una pobreza intelectual que causa tristeza. ¨ Quiero ser como Paris Hilton ¨ manifestaba una chica en su blog, y luego argumentaba lo afortunada que era por haber comprado una ropa parecida a la chica Hilton, y lo más interesante es que la chica recibía a montones, correos y respuestas a sus fríos escritos; si conociéramos los enormes y brillantes aportes que la chica Hilton ha aportado a la sociedad, entenderíamos, pero no he podido encontrar nada de la chica Hilton que me pueda colaborara para mi crecimiento cultural. Si esto solo me pasa a mí el problema es mío, pero si esto es un sentimiento generalizado tenemos un nuevo problema en la sociedad que se refleja en cada una de nuestras acciones.

No queremos compromiso con absolutamente nada. Consumimos relaciones, una y otra vez. Decimos te quiero muy rápido y en las primeras discusiones la relación termina; nos da miedo la responsabilidad de tener que cuidar de alguien toda la vida por no hablar de querer o amar toda la vida.

Este temor al compromiso de toda una generación que se refugia en la superficialidad, es peligroso para la sociedad y por ende lesivo para las personas. Me viene la memoria el escrito analítico de Hannah Arendt sobre el mal en una carta de 1952 a su maestro Karl Jaspers; - «el mal radical tiene que ver de alguna manera con el hacer que los seres humanos sean superfluos en cuanto seres humanos» Esto sucede cuando queda eliminada toda espontaneidad, cuando los individuos concretos y su capacidad creativa de pensar resultan superfluos, banales sin profundidad.

Definitivamente quienes quieren vivir una vida superflua, acaban llevando una vida que está de más y que, por eso mismo, resulta a la larga nociva, insatisfactoria e inhumana.

De hecho es triste decir pero por desgracia es así, los universitarios de hoy en día se consideran realmente superfluos tanto en el ámbito intelectual como en su vida personal. No piensan que su papel trascienda mucho más allá de lograr unos grados académicos para perpetuar quizás el estatus social de sus progenitores. No les interesa la política, ni siquiera los periódicos, a no ser los chismes de farándula y algunas crónicas deportivas.

Pensar es peligro, dicen, pero no se dan cuenta que eso es lo que nos quieren hacer creer, por eso a los que piensan u opinan los llaman NERD o Cerebritos. No quieren comprometerse, dicen, eso es riesgoso y se conforman en lo afectivo con relaciones líquidas que por lo general se basan en una simple relación sexual enfermiza.

Se trata de un verdadero peligro social y es urgente motivar a que las personas, sobre todo los jóvenes, piensen, mediten, reflexionen sobre la vida que llevan y el futuro que les espera.

El que toda una generación no tenga apenas interés alguno en las cuestiones centrales del bien común, de la justicia, de la paz social, es muy preocupante. No pensar es realmente peligroso, porque al final son las modas y las corrientes de opinión difundidas por lo lesivos medios de comunicación los que terminan moldeando la conducta social y señalando un estilo de vida que nos quieren hacer vivir, siendo manipulados y dominados sin darnos cuenta.

Sabemos muy bien que si la libertad no se ejerce día a día, el camino del pensamiento acaba siendo invadido por la sin razón de los poderosos y las tendencias inhumanas de moda.

Pero, ¿qué podemos hacer? Pienso que, aquellos que nos dedicamos al ministerio de la enseñanza sabemos muy bien que no podemos obligar a los educandos a pensar, es más no podemos obligar a pensar a nadie y que nada ni nadie puede sustituir esa mínima actividad del espíritu humano.
Lo que sí podemos hacer siempre, es empeñarnos en dar ejemplo manteniendo un testimonio de vida y argumentos serios y críticos, con pensamientos propios, que hagan meditar a nuestros semejantes.

Es importante escribir nuestros argumentos, en los que se expresen los pensamientos. No se trata de malgastar nuestra enseñanza lamentándonos de la situación de nuestros semejantes en la vida actual, sino de sembrar la semilla de conciencia y el verdadero valor humano.

ES HORA DE PENSAR.

Para mis hermanitos los A.E y los del ENS en especial el glorioso y los pequeñitos de los Martes

C. E. R

Que Dios los bendiga y la Virgen los proteja


1 comentario:

Ricardo dijo...

ES VERDAD.

Vale la pena PENSAR.

Buena esa "nueva presentación"

Un abrazo.