viernes, 12 de febrero de 2010

LA FAMILIA UN PEDACITO DE CIELO - 2 PARTE


LA FAMILIA TRINITARIA Y La Familia Humana.

Continuando con el escrito anterior. Debemos seguir las Escrituras para entender del porque la familia es un pedacito de Cielo.

Pero ¿Cómo debía ser esta familia? Bien, una vez creado el hombre, el Todopoderoso lo mira adolorido por su falta, diciéndole ¨ (Génesis 3, 22-23) He aquí al hombre hecho como uno de nosotros de nosotros conocedor del bien y del mal. ¨

¿Como puedo entender esto? Bien, la dignidad del hombre es sublime y admirable, ya que se trata de una creación de Dios y como tal tiene algo del Padre, algo del Hijo, y que afortunados seríamos si tuviéramos algo del Espíritu Santo, pero, ¿Por qué no lo tenemos? ¿Quién o que impide que el hombre reciba con generosidad lo que El Santo Espíritu está deseoso de darnos?

¿Saben? Estudiando esta parte del tema, en ocasiones siento un dolor tan profundo, y una frustración de saber que puedo ser mejor y no lo hago porque no quiero. Es algo difícil de explicar, pero es cuando entiendo, que nosotros tenemos una herida en el alma, una herida que no permite los regalos del Espíritu Santo y cuando logramos que algo se nos de, caemos de nuevo. Que difícil lucha, que triste es el ser humano, que cortos somos, que lo tenemos todo, y lo desperdiciamos, entre estos, yo el peor de todos, por que mi inquietud es conocerlo y se como se hace y no me siento capaz de hacer el bien, de hecho no,, no. Hago el mal que no quiero hacer. (Es cuando entiendo a San Pablo, la enorme diferencia es que El tenía más fuerza que yo, más voluntad, El es un Santo, y yo no.)

Si tan solo meditáramos con juicio y dedicación, y profundizáramos en este paralelismo entre Familia Trinitaria y familia humana, muchos hogares no se destruirían dentro de las más feroces contiendas, en donde se cobijan bajo el mismo techo, pero viven como extraños; entre ellos no existe el amor, sino una pantomima del mismo, y en donde no hay amor hay egoísmo y rivalidades, adulterio y promiscuidad, por lo tanto, donde no hay justicia no hay santidad, y como es lógico allí, NO ESTÁ DIOS.

Jesús llega a nosotros a través de las Escrituras, como Pedagogo, como Maestro y como Sacerdote para enseñarnos, para advertirnos y para corregirnos; y quiere hacerlo de forma sencilla para que entendamos, todos aquellos a quienes va dirigida la instrucción, pues de nada serviría hablar en un lenguaje inefable, técnico y complicado si los que queremos escuchar no sabemos interpretar lo que Dios nos quiere decir.

Es tan sencillo que somos nosotros los que le ponemos complicaciones. El Señor viene a hablar a los que creen; por eso, para instruir a los sencillos hijos de Dios es preferible la sencillez del mensaje evangélico antes que cualquier discurso impregnado de tecnicismos aptos para hombres ilustrados, y sabios teólogos, pero incomprensible para personas como yo que, como Ustedes saben, soy bastante lento para entender estas cosas, y si no fuera por Mi Señor, estaría en blanco.

Hacer de lo grande pequeño; y lo sublime, sencillo; y lo difícil, comprensible para cualquier inteligencia es sólo un privilegio de Dios.

¿Pero quien podría hablar del misterio Trinitario con total claridad y, sin desvelar el misterio porque eso es imposible, descorrer con sabia maestría el tupido velo tras el cual se oculta el pensamiento de Dios? Porque hay muchas cosas manifiestas, y otras ocultas, muchas reveladas y otras permanecen en el misterio; cosas que solo conoce el Padre y El Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.

Pero, no se trata de revelar los misterios de Dios, ¡que iluso soy! Se trata de meditar sobre lo que se vislumbra de ellos y ayudados por El Espíritu Santo conocer lo que el Paráclito de Dios nos permita.

Bien, tengo que ir por Santiago, que Dios los bendiga, espero dejarlos pensando y meditar en lo anterior.

Para mis hermanitos y los del ENS en especial el glorioso

C. E. R

Que Dios los bendiga y la Virgen los proteja

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